lunes, 29 de abril de 2013

Part II: Congost de Mont Rebei.

Afrontamos el segundo día, con un buen desayuno en Casa Perdiu a base de torradas con mermelada, zumo, café con leche y bizcocho.

Y nos dirigimos hacía el Congost, que según recomendación de la mestressa, entramos por la parte de Alsamora, último pueblo hasta encontrar la entrada al congost. 
Destacar que el camino es especialmente estrecho, por lo que la mayor parte del tiempo vas rezando para no encontrarte otro coche de cara. Por suerte solo nos encontramos con dos.

Finalmente encontramos la indicación. Nos habían avisado que a duras penas se puede ver, ya que es el típico cartel de indicación de ruta de senderismo , así que si vais un poco despistados os lo pasareis.

Y una vez con el coche aparcado, comenzamos la ruta.


El paisaje es espectacular, como podéis intuir en las fotos. 
Comenzamos a andar por un sendero ya marcado bastante facilito, en donde podías disfrutar de las montañas, el sonido del río, y las aves que por allí habitan. Leímos que habían nutrias y tuvimos la ilusión durante toda la excursión de querer ver una, pero no se dejaron ver. Si que pudimos ver algún águila y algún otro pájaro que no supimos identificar.


Llegamos al puente colgante. Menos mal que como llegamos tempranito pude pasarlo sola, ya que estas plataformas, nunca me dan demasiada seguridad. 

Estábamos a puertas de entrar en parte cumbre del congost.




El camino comenzaba a estrecharse como podéis ver, ahora iba a comenzar lo bueno. Las dos montañas se juntaban más y más, el río contrastaba enormemente con su color azul/verdoso, y cuando entraba el sol por el desfiladero, podías contemplar uno de los paisajes más bonitos que he visto.



Aquí podéis ver el camino excavado en la montaña haciendo ese curioso entrante. Es toda una maravilla, realmente curioso.


En las zonas más estrechas del camino, hay cuerdas donde puedes agarrarte y te da sensación de más seguridad, ya que por según que partes da algo de vértigo, y ya no os cuento si os viene alguien en dirección contraria. 



Tengo que decir, que pese a lo peligroso que pueda parecer, nos encontramos con bastantes familias con niños pequeños que hacían el camino, bien cogidos, eso sí, para no correr riesgos pero se puede hacer tranquilamente.






También hay una cueva donde podéis acceder por una vía ferrata y unas cuerdas que han colocado, aunque tendréis que ir muy atentos ya que casi no se ve, yo decidí quedarme abajo mientras mi marido subía a explorar, según me comento habían unas vistas espectaculares.

Íbamos ya de vuelta hacia el coche y aún nos faltaba un buen trozo, las piernas comenzaban a flaquear y el estómago comenzaba a rugir.




Después de algo más de tres horas de caminata, nos merecíamos una buena comilona.
Así que nos dirigimos hacía el Pantano de Terradets, donde esta el Hotel Terradets, lo conocíamos gracias a un programa de TVE3 donde hacen rutas rurales por Catalunya, y nos quedamos con el nombre.

Entramos en el Restaurante del Llac, nos apetecía comer tranquilamente y a ser posible con vistas.
Nos trajeron un pequeño aperitivo a base de jamón ibérico con tomate triturado aliñado y tostaditas, sencillo pero rico. Además con el hambre que traíamos todo nos parecía genial.


Los primeros, comenzaron a llegar: caracoles a la llauna, de los más ricos que hemos probado nunca, y no estoy siendo exagerada, os lo aseguro, tenían un regustito, que no podías parar de coger.


Y para mi, arroz con conejo y setas, uff, espectacular. 
El sitio nos estaba realmente sorprendiendo, era bastante elegante y la cocina estaba por encima de lo que podíamos esperar.



De segundo nos trajeron, meloso de ternera, aunque tengo que decir que el arroz me dejo tan llena, que terminamos pidiendo que nos lo pusieran en un tupper para llevar.


Y pies de cerdo rellenos de confit de pato y setas para mi marido.


Los postres: una típica crema catalana y una esfera de vainilla con fresas.



Y ahora a coger el coche y para casita.

Encasillando:  
Montsec, una zona sorprendente, donde disfrutar  de la naturaleza en vivo y en directo: espectaculares paisajes, mil y una rutas de excursión, deportes de aventura, buen comer, buen dormir, y buenísimas gentes. ¿Qué más se puede pedir?

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