Sábado por la mañana, y habíamos quedado a las 12:30 hr en la puerta del Ayuntamiento con unos amigos. No sabíamos donde íbamos, ya que mi marido nos había preparado una ruta sorpresa por Barcelona, y nos tenia muy intrigados.
Así que comenzamos la ruta, y el primer sitio que nos llevo fue al Hotel Mercer, dentro del Hotel tienen una pequeña bodega donde hacer el aperitivo y tomar una tapas. Pero como llegamos un minuto antes de que abriera la bodega, aprovechamos para cotillear.
Finalmente entramos en la bodega, era chiquitita pero muy acogedora, la pared estaba perfectamente decorada con jamones y embutidos de la tan preciada marca Joselito.
Así que comenzamos con unos vermuts para ir entrando en situación. El día prometía, y casi no habíamos desayunado.
Acompañamos los vermuts con una tapa de olivas y un surtido de embutidos que estaba realmente rico.
El Vermut Mercerino
Calle dels Lledó 7, BCN
Calle dels Lledó 7, BCN
Y nos dirigimos hacía la Barceloneta donde la parada siguiente iba a ser el Vaso de Oro, a tomar una de sus preciadas cañas, y es que dicen que son de las mejores de la ciudad. Aunque para mi gusto un poco caro 4 cañas y una tapa de queso, 20 eurazos.
Para quien no lo conozca, os diré que es una cervecería que está al principio del barrio de la Barceloneta, es un largo local que hace esquina, con varias puertas de acceso que dan directamente a la barra la cual es la gran protagonista y ocupa casi la totalidad del espacio, lo que provoca grandes aglomeraciones destilando un ambiente muy especial.
El Vaso de Oro
Calle de Balboa, 6, BCN
Ya íbamos un poco contentos y continuamos la ruta, hacía el Villoro, uno de esos bares auténticos de toda la vida de la Barceloneta, al final del Paseo Borbón.
Así que con nuestras cañas en la mano, comenzamos pidiendo unas tallarinas, unos mejillones al vapor y lacón.
La mesa que teníamos al lado, terminó siendo nuestra inspiración para el siguiente plato ya que les trajeron unos buñuelos de bacalao que no pudimos resistirnos, así que sin ningún rubor pedimos también nuestra tapa para probarlos.
Nos quedamos con las ganas de probar uno de sus arroces, pero como la ruta ya estaba establecida nos los reservamos para otra ocasión.
Aquí con nuestro amigo Manolo, que nos atendió de miedo, simpático y profesional como el solo. Si vas, déjate aconsejar por él.
Bar Villoro
Passeig de Joan de Borbó, 72, BCN
El plato fuerte lo íbamos a hacer en el Restaurant 7 Portes, un clásico entre los clásicos y que por una cosa o por otra, aun no habíamos ido ninguno de los que estábamos.
La paella iba a ser el plato estrella, pero mientras esperábamos, decidimos pedir una croquetas para picotear.
T-chaaaaaan, la paella, buena pinta ¿no?
Pues sabe mejor.
Por una paella, unas croquetas y dos botellas de vino, pagamos 40 euros por barba. No se, me pareció algo exagerado, eso sí nos sentamos en la mesa donde había comido Marcelo Mastroiani, o por lo menos eso ponía el cartel.
Restaurant 7 Portes
Paseo Isabel II, BCN
El Caelum es una de mis cafeterías preferidas, tienen dulces que provienen de diferentes monasterios, realizados de manera artesanal. Y está ubicado en un local de corte medieval realmente encantador.
Nos pedimos tres tartas diferentes para degustar, a cual mejor.
Caelum
Calle Palla, 8, BCN
Y hasta aquí os puedo contar.
Encasillando: Todo en un día.
El Vermut Mercerino: vermut glamouroso.
Vaso de Oro: cervezas de calidad
Villoro: un veterano de barrio que sorprende.
7 Portes: un clasicazo que no defrauda, aunque lo acabas pagando
Caelum: dulces caprichos en un ambiente espiritual