Y después de no se cuantísimos años diciendo, este año nos vamos a Formentera, por fin llego el año en el que nos fuimos. Cinco maravillosos días de playas paradisiacas, buen comer, descanso y tranquilidad.
Llegamos a Ibiza a primera hora de la mañana con un regimiento de gente fiestera, nosotros nos íbamos a la tranquila Formentera, así que después del desayuno nos metimos en el barquito rumbo a la isla soñada. Una vez allí y con nuestro pequeño coche, tocaba turno de encontrar el hotel, Hostal Aigua Clara, un hostal monísimo de la muerte, nos toco una especie de bungalow delante mismo del mar, un gustazo levantarse por la mañana vamos.
Nosotros nos alojamos en la zona de Migjorn, una zona super tranquila, con una pasarela que de madera por la que poder pasear y descubrir chiringuitos super chulos, para ir a tomar algo, como el Blue Bar o el Gecko Beach Club.
Al día siguiente nos levantamos pronto, y fuimos rumbo a La zona de Ses Salines, que según nos habían dicho es donde están las playas más chulas de toda la isla y tenían razón, son increíbles, playas paradisiacas de arena blanca y agua hiper mega cristalina, aunque la tranquilidad no seria lo destacado de esta zona, nosotros dejamos el coche en el último parking y comenzamos una larga caminata, queríamos ir hasta S'Espalmador, pero había bandera roja y no pudimos ir.
Tengo que decir, que nosotros jugábamos con ventaja, si, si, como os cuento, porque coincidíamos allí con una amiga que va cada año, así que nos iba diciendo aquello que no podíamos perdernos, que si la puesta de sol, en el PirataBus, que si a tomar el sol al Calò des Mort, una calita ideal como ella sola, eso si para ir tempranito a coger sitio, porque con 8 personas ya está llenísima.
Que si a comer , a Can Rafalet, un clásico entre los clásicos de la isla, con una terracita de lujo donde disfrutar del mar y de la comida, claro.
Nosotros nos metimos entre pecho y espada, un pescadito al horno que estaba de vicio, con su patata, cebollita, tomate, en fin, que no le faltaba de na, de na.
Y de postre una Greixonera, postre típico de la isla , donde se aprovechan ensaimadas y croissants de días anteriores y se hace una especie de pudding riquisimo.
El sitio no es que sea muy barato, unos 45 € por persona, pero vale la pena.
Al día siguiente, nueva playa a descubrir, hay un montón por toda la isla y todas increíbles, Cala Saona no os la podéis perder tampoco y por supuesto visita obligada al Cap de Barbaria, precioso.
Nosotros continuamos el día con una comida super especial, nos habían recomendado un Rest. increíble el Pelayo, así que el domingo, visita obligadisima y con reserva eso sí, porque se pone hasta los topes.
Los domingos hacen menú paella, así que si vas ya sabes lo que comerás, una paella gigante para todos los presentes, es un espectáculo en si, te levantas con tu cervecita, vas a ver como la van preparando, ahora un remonjoncito en la playa, vuelves a ver como la llevan, hasta que finalmente comienzan a repartir.
Y como os podréis imaginar, riquísima, nos supo a poco y todo.
Pero lo mejor de todo, es cuando ya estas terminando, un grupo de música comienza a tocar y a poner el toque de lo más animado, así de esta forma, se va formando una zona de baile, que casi enlazas con la cena. Una pasada.
Y esta fue nuestra pequeña escapada.
Una isla increíble como me habían dicho, ideal para ir fuera de temporada, para apreciar toda su esencia.
Happy weekend!!!